Este artículo ha sido escrito por Álvaro Pinteño, un fisioterapeuta especializado en el abordaje del dolor, con la finalidad de conocer más a fondo el dolor y saber si hay algo de malo en sentir dolor.
INTRODUCCIÓN AL DOLOR
¡Alerta! este artículo no está diseñado para prevenir, curar, tratar enfermedades o condiciones médicas de cualquier tipo. El contenido de estas líneas es meramente reflexivo e informativo y el autor no acepta ninguna responsabilidad por el uso de la información.
Si estás pasando por una situación de incertidumbre acompañada de dolor, acude a un profesional sanitario cualificado que pueda realizarte una exhaustiva valoración basada en un correcto razonamiento clínico apoyado en la evidencia científica que descarte cualquier tipo de patología grave o requiera de una intervención específica.

Cuando hablamos de dolor, sobre todo dolor persistente, deberíamos ser conscientes que nos estamos refiriendo a una pandemia mundial que afecta a millones de personas. Puede que gran parte de culpa la tengamos nosotros, los propios profesionales sanitarios. Durante años, hemos realizado una intervención excesiva y os hemos transmitido el deseo constante por “reducir el dolor demasiado rápido”, transmitiendo de tanto en cuanto alguna que otra creencia errónea y, por qué no decirlo, crearos dependencia mediante “terapias de moda”:
- Masajes semanales como “única solución” a tu problema o dolor.
- Todo tipo de maquinaria y tecnología de última generación que prometían resultados mágicos.
- Te hemos hecho creer que necesitabas que te “recolocasen/reajustasen/alineasen” tu espalda para que todo “volviese a su sitio”.
- Suplementos mágicos que garantizaban “rejuvenecer” y “regenerar” cualquier tejido afecto que pudieses tener, los cuáles pensábamos que eran la fuente de signos y síntomas, como “única causa” de tu dolor.
- Hemos fragilizado a la sociedad haciéndoles pensar que coger peso era malo para el dolor de espalda o que no debían volver a retomar sus actividades y realizar ejercicio hasta estar “libres de dolor”.
- Y un largo etcétera.
Me veo en la obligación de dar un paso al frente y pedirte disculpas por esta gran irresponsabilidad, pero quiero que entiendas que la ciencia avanza y que estamos aprendiendo cosas nuevas todo el rato. Antes solíamos pensar que todo lo mencionado en la anterior lista era “cierto”, y ahora, sabemos que no es del todo así.

Soy de los que piensa que cualquier persona puede beneficiarse por tener un conocimiento actualizado sobre el dolor con la única intención de mejorar su “locus de control interno”, y no ser arrastrado por este tsunami del dolor “crónico”.
PREGUNTAS INCÓMODAS
Como fisioterapeuta, hay una serie de preguntas incomodas que me hice en su día sobre las posibles consecuencias en el nivel de autoeficacia de mis pacientes al estar continuamente intentando “eliminar su dolor”.
Sé que para muchos, esto puede ser una auténtica tontería, puesto que se supone que nuestra labor como fisioterapeutas y profesionales de la Salud es ayudar y mejorar la calidad de vida de aquellas personas que acuden a vernos porque tienen dolor.
Pero, ¿podríamos estar reforzando algunas creencias erróneas o conductas de miedo-evitación de algunas personas cuando sienten dolor, haciéndoles creer que es perjudicial y deberían estar buscando constantemente el cómo reducirlo o eliminarlo con la ayuda de [inserta aquello que quieras aquí]?.
Me pregunto constantemente si podría estar contribuyendo a todo lo contrario que se supone que es mi función: ayudar a los demás.
¿Estoy disminuyendo la tolerancia y la capacidad de las personas haciéndoles menos resistentes al tratar constantemente cualquier “mínimo” síntoma”?
Son cosas en las que pienso constantemente y soy consciente de que puede parecer duro y difícil decir esto, incluso habrá quienes me tacharán de “fisioterapeuta estoico” en los tiempos que corren, donde el exceso de comodidad o la inmediatez de querer estar libre de dolor cuanto antes, están a la orden del día.
Sinceramente, ¿qué hay de malo en experimentar algo de dolor de vez en cuando?
Puede que la lectura de estas líneas te ayuden a reconceptualizar el significado que le darás al dolor a partir de ahora, aún así, creo que muchos de nosotros seguimos teniendo una creencia errónea de él, viéndolo como “algo malo” (lo discutiremos más tarde).

Cuando ayudo a mis pacientes, es inevitable que me haga estas preguntas:
- ¿No sería mejor decirles que el dolor es una experiencia normal que nos ha permitido evolucionar como especie y que no hay que alarmarse ni preocuparse por sentir “algo” de dolor cuando se corresponda directamente con la situación de los tejidos o la supuesta patología?
- ¿Sería mejor fisioterapeuta si dejase que mis pacientes experimentasen un poco de dolor después de realizar alguna actividad, permitiéndoles desarrollar una mayor tolerancia y resistencia frente a situaciones futuras?
- ¿Estoy contribuyendo a fragilizar a las personas y que no sepan valerse por sí mismas?
- ¿De verdad es necesario reducir constantemente el dolor mediante el empleo de terapias pasivas?
A pesar de hacerme diariamente estas preguntas con todos mis pacientes, siempre llego a la misma conclusión, el maldito “DEPENDE”. Lo que sí tengo claro es que tomarse el tiempo suficiente para explicar el por qué puedes estar experimentando dolor, y tranquilizarte acerca de todo esto, requiere de un mayor esfuerzo y trabajo que el “sana sana, culito de rana”.

¿No me crees? Antes que fisioterapeuta, he sido paciente y lo único que quería cuando me dolía la espalda es que me tocasen y me diesen “un buen masaje de espalda”. No quería escuchar que había gestionado mal las cargas de entrenamiento y que la ansiedad o el estrés que me provocaba mi situación personal de por aquel entonces, estaban influenciando en mi dolor.
A nadie le gusta escuchar la verdad. La verdad casi siempre duele y molesta. Es mucho más fácil tumbarse boca abajo, dejar atrás nuestros verdaderos problemas que nos han llevado a esta situación y, por una hora, pensar que ese ansiado masaje, es todo lo que necesitas.
NO ESTÁS HECHO DE CRISTAL
Como Fisioterapeuta, una de las mejores cosas que puedo hacer por cualquier persona que viene a verme a consulta es re-educar sobre la capacidad y el potencial del cuerpo humano para curarse y adaptarse. Nuestro cuerpo es más fuerte y resistente de lo que la gran mayoría de personas creen, de hecho, es aún más si estamos pasando por un período de dolor o sufrimiento tras una lesión.
Las cosas que duelen, instruyen.
Benjamin Franklin.

Sé que a veces podrías pensar todo lo contrario, sin embargo, estos pensamientos podrían hacernos más daño que bien.
El dolor debe ser respetado, pero no debería ser evitado ni temido.
Puede que sea la forma que tiene nuestro organismo de decir que “hay algo que tiene que cambiar”. En algunos casos, esto significará más actividad y más carga, mientras que en otros significará menos, donde la actividad tan sólo tiene que ser modificada durante un periodo de tiempo.
Recuerda, el cuerpo tiene la capacidad de adaptarse y ser fuerte. En última instancia: ¡No estás hecho de cristal!
¿QUÉ ES REALMENTE EL DOLOR?
¿El dolor es bueno? ¿el dolor es malo? Lejos de entrar en un profundo y complejo debate “ético” o “moral”, podríamos decir que el dolor es “normal” y que nadie debería estar desprovisto de él.
El dolor es uno de los muchos mecanismos de protección que dispones. Es como una especie de alarma interna que te avisa cuando estás en peligro o cuando considera algo como una posible amenaza para tu Salud y bienestar. Te motivará a mantenerte a salvo y cuidar de tu problema.
El dolor es una experiencia tremendamente subjetiva, única e individual. Seguramente lo que para mí es dolor, para ti no lo sea.
La percepción del dolor es una experiencia común en todos los seres humanos. Sin embargo, resulta muy difícil de definir y es imposible de explicar a alguien que no lo haya sufrido antes; así que aclaremos conceptos:
La definición propuesta por la International Association for the Study of Pain (IASP) dice que : “el dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable, asociada a un daño titular real o potencial, descrita en términos de dicho daño”.
Esta definición supuso un gran cambio en el paradigma del dolor, ya que aportaba grandes y necesarios cambios a favor de esta experiencia. Dejaba ver que el dolor por sí mismo no es tan sólo un síntoma, sino una entidad compleja que puede afectar y condicionar todas las esferas de la vida de una persona.

Por si fuera poco, la revista PAIN en 2016 quiso actualizar este concepto, añadiéndole a esta definición oficial del dolor descrita por la IASP, los componentes sensoriales, emocionales, cognitivos y sociales. Abordando así el dolor como un componente o una entidad multifactorial dentro del actual modelo biopsicosocial.
En mi opinión, se trata de una definición incompleta, puesto que no tiene en cuenta aspectos como el comportamiento y aprendizaje, aspectos inseparables de todo ser humano. Sin embargo, sí tiene algunos aspectos claves como la experiencia, que es puramente subjetiva y dependiente del contexto y/o el valor que se le otorgue.
El problema no es el dolor, es nuestra reacción ante él.
LA PERCEPCIÓN DEL DOLOR
Hemos crecido en una sociedad donde el dolor ha tendido a ser evitado y eliminado por completo. La propia palabra en sí ha sufrido una serie de connotaciones negativas, llegando incluso a tergiversar su significado y función principal: supervivencia y protección.
Podrías pensar que la vida sin ningún tipo de dolor es increíble, pero ¿sabes? Hay niños que nacen desprovisto de este sistema de protección y nunca sentirán dolor. Esto es un verdadero problema, puesto que dificulta el aprendizaje de evitar cosas peligrosas.
Normalmente los grandes obstáculos nos paralizan. En lugar de analizar los sucesos y entender las posibles causas, nos hacen buscar culpables ocultando los pasos que deberíamos seguir para superarlo, el dolor no iba a ser menos.
Si hay algo que he aprendido de mis pacientes que han sido capaces de quitarse la etiqueta de “dolor crónico”. Créeme que no ha sido el positivismo superficial que pueden vender los libros de autoayuda modernos; sino más la determinación para ver la oportunidad en este obstáculo (dolor) y usarlo para conocerse mejor a sí mismo, a la vez que conseguían adoptar una serie de hábitos para mejorar su Salud.
Acuérdate en adelante, cada vez que algo te haga estar triste, de recurrir a esta máxima: que la adversidad no es una desgracia, antes bien, el sufrirla con grandeza de ánimo es una dicha.
Marco Aurelio.
Si quieres profundizar más acerca del dolor, puedes acceder desde aquí al libro: Explicando la Fisioterapia.
- ¿QUÉ HAY DE MALO EN SENTIR DOLOR? - 10 julio 2020
Primero que nada enhorabuena por el blog a todas la personas que lo hacen posible. El conocer un poco mejor esta filosofía de vida y, lo más importante, las herramientas para poder llevarla a la práctica hacen que cada situación sea más sencilla.
Respecto al artículo, estoy 100% de acuerdo con lo expuesto y que hoy en día, el escuchar el dolor que tenemos se ha convertido en algo fugaz y nos volvemos “sordos” ante toda la información que podemos recibir y, por tanto, utilizar para cambiar la raíz de ese dolor, ya sea emocional o físico.
Sin embargo, creo que se deja de lado algo que creo que es igual de importante que la connotación negativa del dolor y es la impaciencia ante el mismo. Vivimos una sociedad en la que estamos constantemente haciendo actividades que no se pueden posponer y en este caso el dolor se convierte en algo que hay que eliminar lo antes posible para poder continuar con nuestra rutina incesante. El ejemplo más claro es al hacer deporte: me duele esto pero quítame el dolor para estar a tope el siguiente partido o me tiene que dejar de doler porque mañana tengo una cena, reunión de trabajo, etc ineludible.
Por tanto, creo que el enfoque de la impaciencia, el querer estar siempre a todo y el “esto no me va a parar” hace que le prestemos menos atención, si cabe, al dolor y a la valiosa información que nos llega de él.
Para futuras entradas ¿Cómo afrontar desde la filosofía estoica la impaciencia generada por ese dolor?
De nuevo, muchas gracias por esta labor de divulgación.
Me encanta esta perspectiva. Creo que uno de los motivos de que una gran parte del mundo moderno esté en decadencia es esa tendencia a evitar lo incómodo en lugar de abordarlo y aprender de las situaciones que suceden (agradables o desagradables). En el ámbito de la salud ocurre exactamente lo mismo. Enhorabuena por el trabajo que estáis haciendo y genial el post. Un saludo.
El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional.
Muy identificada con tus palabras que a su vez me dan fuerza en mi ( nuestra) lucha para cambiar conceptos en cuanto al dolor se refiere y, a fin de cuentas, ayudar a la gente. Gracias. Sigamos adelante.