En este artículo se recogen las 55 mejores citas del emperador romano Marco Aurelio. Las recopilaciones de estas citas pueden variar dependiendo del extracto del libro o del año de la edición debido a que el original está traducido del latín.
El emperador Marco Aurelio era famoso por su gran sabiduría y como enfrentó desde crisis económicas, relaciones personales difíciles, graves problemas políticos y militares guerras y sublevaciones, hasta una peste que asoló el imperio más grande de la época.
LAS 55 MEJORES FRASES DE MARCO AURELIO
“Para si mismo” como así se llama el diario personal donde el emperador romano Marco Aurelio reflexionaba sobre sus Meditaciones.
Entre sus frases se pueden encontrar expresiones que incitan a la reflexión a vivir en paz consigo mismo y evadirse de lo que hagan los demás y que hoy se ha convertido en un libro indispensable para conocer la filosofía estoica y llevar una buena vida.
No sueñes con las cosas que no tienes, más bien reconoce las bendiciones de las cosas que sí posees. Luego, recuerda agradecido cómo estarías de ansioso si tus posesiones no fueran tuyas.
Lleva una buena vida. Si hay dioses y son justos, no se preocuparán por qué tan devoto fuiste. En cambio, te darán la bienvenida basándose en las virtudes que has tenido en vida. Si hay dioses pero son injustos, entonces no te gustaría alabarlos. Si no hay dioses, entonces simplemente tu vida habrá terminado pero habrá sido noble y tu recuerdo vivirá en las memorias de los que amas.
La felicidad de los que quieren ser populares depende de los demás. La felicidad de los que buscan placer fluctúa con el humor que está fuera de su control. Sin embargo, la felicidad de los sabios viene de sus actos.
Estamos demasiado acostumbrados a atribuir a una sola causa lo que es el producto de varias, y la mayoría de nuestras controversias proceden de eso.
La perfección del carácter es esto: vivir cada día como si fuese el último, sin apresurarse, sin apatía, sin pretensiones.
Siempre tienes la opción de no opinar al respecto. No hay necesidad de molestar tu alma por cosas que no puedes controlar. Esas cosas no están pidiéndote que las juzgues. Déjalas en paz.
El objeto de la vida no es estar en el lado de la mayoría, sino escapar de formar parte de los insensatos.
El movimiento de los átomos corre hacia arriba, hacia abajo, circularmente. Pero el curso de la virtud no está sujeto a ninguno de estos giros. Tiene, más bien, un no sé qué divino, de modo que hace su jornada por una órbita difícil e incomprensible.
El arte de la vida es más parecido a luchar que a bailar.
La única riqueza que conservarás para siempre es la riqueza que has obsequiado.
No llores por mí, Pensad en la pestilencia y la muerte de tantos otros.
Debemos hacer el bien a los demás tan naturalmente como un caballo corre, una abeja hace miel o una viña da uvas.
No sólo hay que recordar que cada día vivido es un día menos sino que no está garantizado que nuestra inteligencia nos acompañará hasta el final.
¡A cuántos Crisipos se ha tragado ya la eternidad, a cuántos Sócrates, a cuántos Epictetos! Que se te ocurra lo mismo ante absolutamente cualquier hombre y cosa.
Acepte las cosas que el destino te une, y amar a la gente con la que el destino te trae juntos, pero lo hacen con todo su corazón.
Está cerca que tú te olvides de todo y también lo está que todos te olviden.
Aunque vayas a vivir tres mil años o tres mil veces diez mil, recuerda que nadie deja atrás otra vida que esa que está viviendo y tampoco está viviendo otra que no sea la que deja atrás. Se iguala por tanto lo más duradero con lo más breve: el presente es igual para todos, como también lo que muere, y lo que dejamos atrás se manifiesta efímero por igual.
Acepte las cosas que el destino te une, y amar a la gente con la que el destino te trae juntos, pero lo hacen con todo su corazón.
La vida de un hombre es lo que sus pensamientos hacen de ella.
Es ridículo no intentar evitar tu propia maldad, lo cual es posible, y en cambio intentar evitar la de los demás, lo cual es imposible.“
Rechaza tu sentido de prejuicio y el prejuicio por si solo desaparecerá.
¡Cuánta holgura se logra si no se mira lo que el vecino dijo, hizo o pensó, sino lo que hace uno mismo, para que también esta acción sea justa, santa y conforme con el bien! No observes los malos caracteres, sino lleva adelante tu camino hacia el fin, sin mirar acá ni allá, por los lados.
Preocuparse de su propio cuerpo con mesura, no como si tuviera apego a la vida, sin llegar al maquillaje pero tampoco desde luego al abandono, de forma que por su propia diligencia precisaba poquísimo de la medicina, de sus medicamentos o ungüentos, de uso interno o externo; ceder.
¡Asia, Europa: rincones del mundo; todo el océano: una gota del universo! El Athos: un minúsculo terrón en todo el universo; todo el presente, un instante en la eternidad.
Si llevas a cabo la tarea presente de acuerdo con la razón recta, con diligencia, con fuerza, con buen ánimo y no te desvías en nada accesorio sino que vigilas que tu espíritu divino permanezca puro como si ya hubiera que devolverlo, si te agarras a eso sin esperar ni evitar nada, sino que te conformas en tu actuación presente a la naturaleza y en lo que dices y declaras a la verdad romana, tendrás una buena vida. Nadie hay que pueda impedírtelo.
Recuerdo a los hombres famosos del pasado: Alejandro, Pompeyo, Julio César, Sócrates, y tantos otros; y me pregunto: Ahora ¿dónde están? ¡Cuánto han luchado, para luego morir y volverse tierra…! La vida no es sino un río de cosas que pasan y se pierden. Veo una cosa por un instante, y ya pasó; y otras y otras pasarán… Pronto me llegará la orden: -Te has embarcado; has navegado; has llegado; desembarca…
El abrazo sexual sólo se puede comparar con la música y con la oración.
Todo lo que ocurre, ocurre con razón. Lo descubrirás, si fijamente lo observares. No digo sólo que todo viene en fuerza de las consecuencias, pero también con relación a la justicia, y como si alguien distribuyera a cada cual las recompensas según su merecido. Sigue, pues, observando como has empezado, y todo cuanto hicieres hazlo con la intención de ser un hombre de bien, según la idea específica que suele formarse del hombre recto. Practica esta regla en todas tus acciones.
No hay que censurar a los dioses porque no yerran en nada, ni contra su voluntad ni a propósito. Tampoco a los hombres, porque en nada yerran si no es contra su voluntad. En conclusión no hay que censurar a nadie.
El que no sabe qué es el universo no sabe dónde está. El que deja sin resolver una sola de estas cosas no podría decir ni qué es el universo ni para qué ha crecido. Entonces, ¿cómo te parece que es quien va detrás del ruido de gente que aplaude sin saber ni dónde está ni quién es?
Acuérdate también de esto siempre; para vivir felizmente basta con muy poco.
Desechado, pues, de ti todo otro cuidado, pon sólo la atención en unos pocos preceptos. Y acuérdate que cada uno no vive más que el presente, indeciblemente pequeño. El resto de la vida, o ya se acabó de vivir, o es incierto. Brevísimo es, pues, el instante que cada uno vive, brevísimo el espacio donde habita, brevísima la fama de la posteridad. Y aun ésta no existe más que por una sucesión de pigmeos que morirán muy en breve, que no se conocen a sí mismos, y todavía menos al hombre que murió tanto antes.
Y recuerda que has de tratarles como a hombres, porque son tan humanos como tú y por tanto te resultan tan imprescindibles como la mandíbula inferior lo es para la superior.
No malgastes lo que te queda de vida conjeturando sobre los demás, a no ser que busques un bien común. Pues imaginar qué pueden estar haciendo y por qué, qué están pensando y qué planean, te aturde y te aparta de tu guía interior.
Hace falta muy poco para tener una vida feliz; está todo dentro de ti, en tu forma de pensar.
Cada vez que estés a punto de señalar un defecto en otra persona, hazte la siguiente pregunta: ¿Qué defecto en mí se parece al que estoy a punto de criticar?
Empieza cada día diciéndote: Hoy me encontraré con interferencias, ingratitud, insolencia, deslealtad, mala voluntad y egoísmo, todo ello debido a la ignorancia de los ofendedores, que no distinguen el bien del mal. Pero yo he visto la belleza del bien y la fealdad del mal, y reconozco que el malhechor tiene una naturaleza semejante a la mía, no la misma sangre pero sí la misma mente. Por eso, no puede herirme.
El que vive en armonía consigo mismo vive en armonía con el Universo.
El valor de un hombre no es más grande que sus ambiciones.
Si alguien es capaz de mostrarme que lo que pienso o hago no es correcto, cambiaré con gusto, puesto que busco la verdad y nunca nadie ha sido herido por la verdad. La persona que se estanca en la ignorancia es la que sale herida.
No te aficiones más que a lo que te acontezca y a lo que forme la trama de la vida. ¿Pues qué otra cosa podrá serte más oportuna?
Si estás molesto por una causa externa, el dolor no se debe a la causa en sí misma, sino al valor que tú le das. Y tienes el poder de revocar ese valor.
Aquello que no es bueno para la colmena, no puede ser bueno para las abejas.
Si la fama llega después de la muerte, no tengo prisa en conseguirla.
No gastes más tiempo argumentando acerca de lo que debe ser un buen hombre. Sé uno.
Cuánto tiempo ahorra el que no se da la vuelta para ver lo que su vecino dice, hace o piensa.
Comenzar es la mitad del trabajo, comienza nuevamente con la mitad restante, y habrás terminado.
Tranquilo a la vez que resuelto, alegre a la par que consistente, es el hombre que en todo sigue la razón.
La felicidad de tu vida depende de la calidad de tus pensamientos; por lo tanto, actúa como corresponde, y ten cuidado de no entretenerte en nociones inadecuadas para la virtud y la naturaleza razonable.
Hay que soportar el viento de los dioses y sus trabajos sin queja.
Acepte las cosas a las que el destino te ata, y ama a las personas que el destino te trae, pero hazlo con todo tu corazón.
Un hombre noble se compara y estima a sí mismo por una idea que es superior a él; un hombre mezquino, por una inferior a sí mismo. El primero produce aspiración; el otro ambición, que es a lo que un hombre vulgar aspira.
No dejes que el futuro te moleste. Te encontrarás con él, si debes hacerlo, con las mismas armas racionales con las que estás armado para luchar contra el presente.
La pérdida no es otra cosa que un cambio, y el cambio es el deleite de la naturaleza.
Gracias por leer.
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Enhorabuena Pedro por la recopilación! Muy útil para mi diario de frases y mantras. Gracias!
Precisamente esta semana me llegan las Meditaciones de Marco Aurelio y probablemente el diario estoico mientras aprovecho para terminar de leer Invicto de Marcos Vázquez.
Muchas gracias! Gran trabajo el que hacéis con el blog.
Marco Aurelio fue gobernante y pensador extaordinario,sus citas seran eternamente actuales.Raul