Año 2020. El mundo está siendo azotado por un pandemia mundial que amenaza nuestra salud física y mental. No estoy hablando del COVID-19, me refiero a la pandemia del control absoluto.
La mentalidad de control absoluto de todas las variables viola los principios de antifragilidad y hormesis. La antifragilidad se define como la capacidad de beneficiarse de la aleatoriedad y la volatilidad del entorno. La hormesis como la introducción de pequeñas dosis tóxicas que, no siendo letales, provocan adaptaciones en el organismo.
En este artículo, se definen estos conceptos y su relación con la salud física y mental y se describen herramientas para vencer a esta epidemia generalizada.
LA PANDEMIA DEL CONTROL ABSOLUTO
El estoicismo siempre ha concebido la salud como un total, la relación entre mente y cuerpo es indivisible.
Los estoicos del siglo I D.C. ya practicaban el concepto de «antifragilidad» sin atribuirle un término como hizo Nassim Taleb. El ser humano necesita estresores, necesita aleatoriedad para adaptarse, para progresar.

Sin embargo, hoy en día nos encontramos en una pandemia mucho más duradera, silenciosa y peligrosa que el tan temido COVID-19: LA PANDEMIA DEL CONTROL ABSOLUTO de todas las variables.
Cuando una persona se siente triste durante un tiempo, el sistema sanitario y el médico de turno toman la decisión de prescribir antidepresivos. De esta forma, queda excluida de la ecuación la posibilidad de adaptación, de mejora, de supervivencia y de hacernos fuertes para superar esa situación.
Nos hemos vuelto débiles, carecemos de fuerza mental y de capacidad para superar estresores. Cuando aparece un estresor en nuestras vidas tratamos de apagarlo como si de un fuego se tratara. Tratamos de generar una estabilidad tan controlada que violamos completamente el concepto de «antifragilidad».

Cada vez que experimentamos un dolor, nos preocupamos y tratamos de ponerle fin con parches antinaturales como un analgésico o un antiinflamatorio.
Es cierto que los procesos patológicos graves requieren medicación, pero la mayoría de los estresores a los que somos sometidos en forma de pequeñas infecciones o de dolores puntuales no. Los afrontamos con pena, como si de un castigo se tratase, en lugar de mirarlos a los ojos y saber que esos estresores nos harán más fuertes el día de mañana.
HORMESIS
La hormesis consiste en la introducción de pequeñas dosis de sustancias tóxicas para generar una adaptación, mejorando el estado de partida del organismo.
Nació con la idea de sobrevivir a un posible envenenamiento. Los antiguos griegos se dieron cuenta de que ingerir pequeñas cantidades de algo potencialmente mortal podría salvarles la vida en un futuro.

Hoy en día, no vivimos con el miedo de que nuestro vecino o nuestro empleado planee envenenarnos. Sin embargo, vivimos rodeados de personas a las que un dolor crónico o una situación de estrés prolongado les priva de toda calidad de vida, incluso de la propia felicidad.
Vivimos bajo la falacia de que somos el ser humano más sabio de la historia porque conocemos las resonancias magnéticas y somos capaces de realizar trasplantes de corazón, pero este avance tecnológico nos ha hecho olvidar conceptos tan antiguos como la «hormesis».
El estoicismo podría ser la solución a esta falacia, a esta ilusión. Marco Aurelio dijo una vez: “Tienes poder sobre tu mente, no en eventos externos, date cuenta de esto y encontrarás fuerza”. El estrés al que somos sometidos en el trabajo diariamente o los dolores a los que debemos enfrentarnos en nuestro día a día no tienen más poder sobre nosotros que aquel que queramos atribuirle.
Debemos ser capaces de entender que toda situación que no nos destruya, nos hará más fuertes. Evitemos que nos destruya.
Seamos conscientes de la capacidad de hormesis intrínseca de nuestro organismo y aprovechemos esas dosis no letales de estrés y de dolor, aprendamos a gestionarlo, entendamos que son factores que aparecerán en momentos de nuestras vidas y valorémoslo.
FACTORES PSICO-COMPORTAMENTALES DEL DOLOR
Es posible que los más científicos no queden convencidos con los argumentos cuasi-filosóficos expuestos en los párrafos anteriores. Este párrafo es para ellos.
Se ha demostrado a través de la investigación clínica que el dolor es un proceso complejo y multifactorial que se retroalimenta de los pensamientos negativos. Existen factores psicológicos de gran peso en la persistencia del dolor de larga duración como son la kinesiofobia (miedo al movimiento) o la hipervigilancia (exceso de atención al dolor) que son los principales encargados de convertir un dolor puntual en un dolor persistente, un dolor crónico.

Estos factores psico-comportamentales son tratados a través de la educación por los propios sanitarios. Lo que aquí propongo (que ya proponían los estoicos sin conocer todos estos conceptos tan modernos) es prevenir este tipo de males que nos acechan en nuestros días a través del fortalecimiento de la mente y el cuerpo.
La mejor forma de alimentar estos procesos es temerlos, centrar nuestra atención en ellos, dedicarles todos nuestros pensamientos, a pesar de que sean sucesos que no podemos controlar. Conocer los conceptos de hormesis y de antifragilidad es la solución.
CÓMO COMBATIR ESTA PANDEMIA
Los estoicos aunaban la salud mental y la salud física como una sola. No se equivocaban. Una correcta salud mental, hormética y antifrágil, nos proporciona la capacidad de superar con mayor entereza los problemas físicos y, de la misma manera, un estado físico óptimo nos prevendrá de alteraciones psicológicas y relacionadas con las emociones.
La respuesta a esta pandemia del control absoluto es someter al cuerpo a estresores. A través del entrenamiento de fuerza, por ejemplo, desarrollaremos una antifragilidad y una capacidad de hormesis que los fármacos no pueden brindarnos.
Se ha demostrado que el ejercicio es la herramienta de prevención más potente con la que contamos en el sistema sanitario actual. Nuestras estructuras, a través de un proceso de sobrecompensación, son capaces de adaptarse a las nuevas necesidades y preparándose para aquellos que podrían venir en un futuro.

Parece que la hormesis forma parte de nuestro código genético y nuestros hábitos modernos, sedentarios y complacistas tratan de alejarnos de ella.
De la misma manera, ese entrenamiento requiere de gran fortaleza mental y disciplina para llevarlo a cabo, situaciones que fortalecerán nuestro estado mental.
No es tarea sencilla ser constantes y disciplinados en nuestro entrenamiento, requiere un esfuerzo que, como ya sabe el lector, nos preparará contra situaciones futuras que puedan ser fuentes de estrés, dolor, o cualquier experiencia desagradable.
CONCLUSIÓN
Para cerrar esta reflexión, insto al lector a que ponga a prueba sus capacidades físicas y mentales cada día en pro de su propia salud física y mental.
- Practica la antifragilidad en todo aquello que se proponga, pero especialmente sobre su propia salud.
- Valora la variabilidad, la aleatoriedad y el caos, sabiendo que el yo del futuro será mucho más fuerte gracias a ello y que evite la sobreprotección y el exceso de control.
- Aléjate del sedentarismo y la comodidad que nos brinda nuestra sociedad moderna y se ponga dificultades.
- Entrena la incomodidad, haciendo que el yo del futuro sea mucho más poderoso que el yo del presente.
Cuanto más busques lo incómodo, más te sentirás cómodo.
Conor McGregor.

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Muy buenas reflexiones, me encantan. Sobre todo la frase final…es de emmarcar …me parece genial.
Seguid asi, siempre os leo y me gusta esta filosofia que parece que esta de moda ahora pero hace años que conozco….y todas las reflexiones y propuestas que nos mencionais de nuestros predecesores históricos.
Muchas gracias Josep! Me alegra mucho que te haya gustado. Y tienes razón, la frase de Conor es brutal!
Alejandro.
Me ha encantado, sintetiza muy bien la idea gracias!
Muchísimas gracias Raul 🙂
Somos afortunados por vivir en un país desarrollado, sin embargo, a veces, pienso que es un aspecto negativo. Nos facilitan tanto la supervivencia que, se nos olvida vivir con consciencia y, sin darnos cuenta caemos en la adaptación hedónica que nos hace frágiles y dependientes.
Tampoco contamos con un sistema que promueva la gestión emocional y nos ayude a ser fuertes emocionalmente; un claro ejemplo de ello el expuesto en este post:
“Cuando una persona se siente triste durante un tiempo, el sistema sanitario y el médico de turno toman la decisión de prescribir antidepresivos. De esta forma, queda excluida de la ecuación la posibilidad de adaptación, de mejora, de supervivencia y de hacernos fuertes para superar esa situación”
El sistema educativo y el sistema sanitario deberían de intervenir en nuestra educación emocional. Pero claro, hay muchos intereses políticos detrás de todo esto y no les interesa. Al Estado no le interesa que pensemos, razonemos, seamos fuertes, independientes…
Una vez más, gracias equipo por promover esta filosofía y ayudarnos a reflexionar para no caer en el
Sois grandes!!!
Saludos.
Impresionante la reflexión Rocio y creo que no puedes tener más razón. El sistema educativo y sanitario son la base de todo país y, como dices, en algunos aspectos deja mucho que desear la forma de enfocar las cosas. Parece que a algunos no les interesa que seamos antifragiles e independientes económica y emocionalmente.
Muchas gracias por tus palabras!
Alejandro.
Gracias por tus palabras!!
Muy bueno, además tienes toda la razón en que la sociedad cada vez se está volviendo más débil y deberíamos implementar todas estas acciones que se dicen para poder mejorarnos a nosotros mismos.
Muchas gracias Adrián!
Como Stan diría: Excelsior!!
Pedazo de aportación, me ha encantado….enhorabuena como siempre no paráis de sorprendernos cada día…dejáis el listón muy alto…y difícil de superar…je je. Un abrazo y seguid así. Es una pasada.
Vivimos en una sociedad donde la información está al alcance de todo el mundo; y a golpe de “click”, podemos acceder a toda una fuente de información, productos, comida, utensilios, etc. ; además, de que en muchas series y películas reside la idea de rapidez, control y cumplir los objetivos. Lo que al final, genera que cada uno se crea ese presión interna por controlar todos los factores para alcanzar ese sueño o esa meta.
Pero cuando te topas con la realidad, es que hay una gran cantidad de factores que no puedes controlar, por ello y gracias a una de las muchas herramientas del estoicismo, tenemos “la dicotomía del control”, la cual sirve para seleccionar y determinar aquello que está a nuestro alcance y poder ejercer la atención necesaria en lo que debemos.
Anteriormente se comenta que la prescripción de fármacos es de las primeras herramientas que se emplean. Es cierto, pero también hay que ver que los usuarios del sistema sanitario quieren respuestas inmediatas y cuyo efecto sea prolongado, sin atender a cuál es el origen de ese problema, dolor o padecimiento. Y en segundo lugar, muchos profesionales de la salud, no se dan cuenta de que atienden a personas, y son un complejo sistema biológico, no son patologías, no son afecciones, no son “el que viene en el último turno”
Una gran reflexión, y muchas gracias por la labor que hacéis cada día y la cantidad de información de calidad que divulgan