Psicólogos y estoicos tenemos mucho que decir acerca de cómo mejorar nuestros hábitos de alimentación y quiero demostrarlo en las siguientes líneas. Porque la pregunta que nos hacemos hoy es: ¿Tomaría Epicteto comida ultrapocresada?

¿QUÉ ES LA PSICONUTRICIÓN?
A nivel técnico, sería el abordaje integral de la persona para trabajar en sus hábitos alimenticios partiendo de la colaboración de al menos dos profesionales: un nutricionista y un psicólogo. Ahora bien, pueden incluirse en esta ecuación, de hecho lo consideraría necesario, el trabajo junto a otros profesionales como entrenadores personales, médicos, cocineros, fisioterapeutas… las posibilidades de mejora son infinitas cuanto más sumemos. Juntos somos más fuertes.

A un nivel más práctico y estoico, ¿Qué es la Psiconutrición? Seamos sinceros, todos sabemos que es más saludable comer fruta y verdura que alimentarnos a base de ultraprocesados. Ahora bien, a veces lo complicado es llevar esto a cabo.
Saber qué comer es vital y fundamental, y más en poblaciones específicas como deportistas, Ahora, NO BASTA CON SABER QUÉ COMER.
Toma nota:
ÉXITO = SABER alimentarte + (QUERER + PODER) * realizar el cambio alimentario
*aquí entra la Psicología, la Psiconutrición y el Estoicismo.
Vamos, que una cosa es la TEORÍA y otra es la PRÁCTICA.
La práctica conlleva saltar obstáculos y enfrentarnos a nuestras propias barreras y limitaciones. Utilizamos la comida como una estrategia de afrontamiento ante los problemas. Y en este enfoque práctico de la alimentación llegamos al estoicismo, porque si de algo puede alardear esta filosofía milenaria es de su diferenciación respecto a otras disciplinas en su carácter eminentemente práctico.
Hay una gran diferencia entre decir cosas de valor y hacer cosas de valor.
Epicteto.
¿POR QUÉ EPICTETO?: EL CONCEPTO DE LIBERTAD
Epicteto intelectualmente no puede discutirle a otros grandes filósofos, en cambio representa un momento álgido dentro del estoicismo, ya que se separa de la lógica, la física u otros temas intelectuales que le interesaban preferentemente a los primeros estoicos. Epicteto se centra en la parte práctica y moral del estoicismo, focalizándose así en la virtud, especialmente en el concepto de libertad.
Como sabéis, Epicteto tenía mucho que contarnos al respecto, pues él fue literalmente un esclavo y vivió gran parte de su vida en un estado de esclavitud. Por tanto, si él consiguió sentirse libre bajo ese contexto, tiene mucho que enseñarnos. En el manual de Epicteto o “Enquiridion” explica a fondo este concepto.
No esperes que los eventos sucedan como deseas, sino desea que ocurran como son, y tu vida transcurrirá sin problemas.
Epicteto.
LA FALSA LIBERTAD
En relación a la alimentación, la sociedad en la que vivimos entiende ser libre cuando “puedes comer y beber todo lo que te apetece, sin límites ni restricciones”. Pues estamos fastidiados, ya que sería imposible hacer una dieta o llevar un estilo de vida saludable sin sentirnos esclavos y víctimas de ello.
Lo siento, nada más lejos de la realidad. Cuando haces, actúas y por tanto comes y bebes en base a tus impulsos, no eres más que esclavo de dichos impulsos. Víctima de tus emociones y de tu entorno. Cuando te dejas llevar, sin tomar el control, cuando la espontaneidad, siempre dirigida por circunstancias ajenas a tu voluntad, dominan tu destino, estás muy lejos de ser libre.
LA VERDADERA LIBERTAD
Dicho esto, la libertad la encontramos en librarnos de esos impulsos. En saber lo que verdaderamente quiero, a un nivel racional y profundo. Desde ahí, entender que me apetece comer algo, pero elijo no hacerlo. ¿Por qué elijo no hacerlo? Porque soy libre y si realmente no entra en mis planes, si sé que afecta a mi salud, si sé que me perjudica, si sé que me sentiré culpable, débil, vulnerable y frágil por haber sucumbido a algo que me daña… ELIJO NO HACERLO.

Ninguna persona es libre si no es dueña de sí misma.
Epicteto.
Asentadas ya las bases, ¿qué podemos hacer desde el estoicismo y la psicología cognitivo conductual para ayudar a ser libres de nuestros impulsos?
Para buscar las estrategias y encontrar soluciones, debemos encontrar primero el problema. El estoicismo siempre nos invita a agradecer las críticas, a agradecer a esos “haters” destructivos, ya que nos ahorran tiempo. En caso de no ser ciertas sus palabras, pasarán a sernos indiferentes, en cambio, si son ciertas, nos han brindado la oportunidad de trabajar en algo ante lo que evidentemente éramos ciegos en la acción.
Mantenemos los fallos de los demás delante de nuestros ojos, y los nuestros propios tras nuestra espalda.
Séneca.
EXISTEN 3 GRANDES ENEMIGOS PARA COMER SALUDABLE
Y es maravilloso conocer a nuestros enemigos para entender y abrir los ojos ante el problema. Como hemos dicho, de ahí se desprenderá el verdadero cambio, el crecimiento personal.
TE PRESENTO AL PRIMER ENEMIGO: TU PROPIO CEREBRO.
Es duro de asumir, pero tu cerebro está totalmente diseñado para explotar de placer ante los ultraprocesados. El deseo que sientes por la comida es realmente fuerte por ser consecuencia fisiológica del mismo a través de las conexiones neuronales de tu cerebro. Y no es casualidad, obviamente, ya que estos alimentos están creados ingrediente a ingrediente para que así sea.
Existen unos mecanismos de recompensa cerebral que segregan neurotransmisores como la dopamina cada vez que comes chocolate o patatas fritas, grasas o azúcares nos hacen gozar a lo grande. Incluso solo la anticipación de estos alimentos ya nos produce un enorme placer, el recuerdo de su sabor, olor, textura, cómo se derrite en tu boca… ¿estás salivando? Esa es la idea. Tu cerebro ya está jugando su papel.
El cerebro no lo hace para fastidiar, este mecanismo tiene un origen de supervivencia gracias al cual estamos hoy aquí todos, leyendo este artículo, ahora bien, el fuego puede utilizarse igualmente para calentar un hogar como para incendiar un bosque. Y esto es lo que ha pasado con nuestro cerebro y los ultraprocesados.
Lo que la naturaleza ha hecho necesario para el hombre lo ha hecho fácil de obtener. Pero si deseamos ropas lujosas, bañadas en oro, no es culpa de la naturaleza, sino nuestra.
Séneca.
La buena noticia es que esto puede revertirse. Podemos aprender a que nuestro cerebro deje de jugar en contra y empiece a marcar para nuestro equipo utilizando los mismos mecanismos naturales.
Como bien decíamos, nuestro cerebro es cortoplacista, ya que es ahí donde encuentra el placer neuroquímico. ¿Qué podemos hacer?
En primer lugar, controla los estímulos de tu entorno. La idea es así de fácil, no te pongas trampas. Si sabes que tu cerebro solo con ver determinados alimentos ya va a demandártelos por el sistema de anticipación de la recompensa, esconde dichos alimentos, no los tengas a mano. Y no, no es ridículo o falto de control, ya que quien decide no tenerlos a mano eres tú mismo y eso es libertad.
Desde el estoicismo se habla de la dicotomía de control, y es que hay cosas que no están bajo nuestro control y nos empeñamos en controlar una y otra vez, fracasando constantemente. Céntrate en aquello que sí depende de ti y saldrás fortalecido.

No pierdas el tiempo debatiendo cómo debería ser un hombre bueno. Sé uno.
Marco Aurelio.
Además, sabemos que el cerebro asocia determinados espacios y lugares con alimentación debido a la ley del aprendizaje por condicionamiento clásico.
Una vez generada la asociación, estos lugares (sofá, salón, cocina, despensa, determinado armario…) actúan como estímulos directos de alimentación, como si del propio alimento se tratara. Por tanto, limita tu espacio de alimentación a una única zona de la casa, a un único espacio. Fácil: menos impulsos implica menos luchas. Menos luchas implica más batallas vencidas.
Ninguna propensión humana es tan poderosa que no pueda ser vencida por la disciplina.
Séneca.
Como extra, podemos ser agradecidos con nuestro cerebro y no privarle de ese chute de dopamina, marcándonos objetivos a corto plazo, planes de acción de nuestra nueva forma de vida. De esta manera, tu cerebro se sentirá verdaderamente fortalecido a cada paso.
¿Qué quieres hacer hoy? ¿Quieres mejorar el desayuno? ¿Quieres no beber refrescos e incluir solo agua en las comidas? Piensa tus objetivos para hoy, escríbelos y lleva un check list de los mismos. Cada vez que alcances un micro objetivo, refuérzate por ello. Este refuerzo puede ser el propio reconocimiento o incluso puedes establecerte recompensas de otro tipo que prosigan a esa acción. Por ejemplo, “Si mejoro el desayuno, escucharé mis canciones preferidas en el coche camino al trabajo” o “Si consigo beber agua y no refresco en la comida, puedo mirar las redes sociales 15 minutos al terminar de comer”. Busca premios y aplícalos, ya que es la forma que tienes de ayudar a tu cerebro a disfrutar del proceso.
Si tu único objetivo es perder X peso a la semana, notar cambios en la ropa… todo esto puede tardar en llegar y, te advierto, tu cerebro no quiere esperar para pasárselo bien. ¿Le ayudamos? Muchas técnicas estoicas incluyen este hábito de escribir nuestros objetivos en un diario, pues son la única forma de reconocer si estamos siguiendo nuestro propósito y obtener una imagen clara, una guía a cada momento sobre nuestro virtuosismo.
No debemos mantener la mente en constante tensión, sino darle espacios de distensión. El placer en moderación relaja la mente y le da equilibrio.
Séneca.
TE PRESENTO AL SEGUNDO ENEMIGO: TU ENTORNO
La palabra entorno es muy amplia y deberíamos especificar. Hablaremos de dos entornos:
Por un lado, el ambiente obesogénico, el marketing y la ultra disponibilidad. A la sociedad le interesa que comas mal, que te alimentes a base de ultraprocesados. Vale, te lo compro, somos víctimas de esta situación, no la hemos elegido. No hemos elegido que millones de empresas ganen millones y millones a costa de nuestra salud. Que se llenen los bolsillos y no les importe que para ello la obesidad sea la verdadera pandemia de este siglo. Que multinacionales insanas dominen el mercado gastronómico a pesar de que las enfermedades no transmisibles provocadas por la mala alimentación sean la principal causa de muerte actual.
Si, somos víctimas de este contexto y ahora ya conocemos al enemigo. Por tanto, ahora, lo siento, ya no hay excusa, ahora ya depende de ti. ¿Quieres responsabilizarte o prefieres quejarte?

Perdona a los demás por sus errores, una y otra vez. Perdónate a ti mismo una y otra vez, pero intenta actuar mejor la próxima vez.
Epicteto.
Está claro que juegan con nuestros impulsos y con nuestro desconocimiento nutricional. Cada vez somos más libres, ya que las nuevas tecnologías y redes sociales han generado un alto impacto a la hora de educar nutricionalmente, ahora bien, aún hay muchas, pero muchas personas, que viven ajenas a ello. Pero se quejan, eso sí. “Es que nos engañan con las etiquetas”, entre otras.
Una fórmula para vencer a este enemigo se encuentra en el estoicismo. Para los estoicos se destacan cuatro grandes virtudes: sabiduría, coraje, justicia y disciplina. Y es que si queremos vencer a estas grandes empresas que juegan con nuestro desconocimiento, que juegan con nuestra incapacidad de elegir ante sus “colores rosas”, sus etiquetas “artesano” y sus líneas “falso-fit” por falta de información… elijamos ser libres desde la virtud de la sabiduría. Porque una vez entendemos la realidad, una vez nos quitamos la venda, podemos elegir la acción más apropiada en cada momento.
Infórmate de nutrición, infórmate de los principios básicos, de macro y micro nutrientes, de cómo influyen los azúcares en tu cuerpo, de cómo estos ultraprocesados te están quitando día a día la salud. Infórmate, aprende a leer etiquetas, aprende a tomar decisiones, aprende a tener tu propio juicio y criterio al margen de las artimañas empresariales dictaminadas por los mejores especialistas en marketing. Aprende, aprende, aprende… para ser libre.
La filosofía es el amor de la sabiduría, es el arte de vivir una buena vida.
Epicteto.
Ahora bien, nos queda otro, el entorno cercano. Cuesta aceptar lo que aquí se va a contar, porque duele, porque cuando son tus amigos, familiares o tu pareja las personas que están poniendo freno a tus objetivos, las opciones se nos limitan.
Todo aquel que haya intentado hacer un cambio de hábitos alimenticios se ha visto sometido a críticas sociales, a frases del estilo “Chic@, si por un día no pasa nada” o “Tampoco hay que obsesionarse”. Y es que incomodamos, incomoda que alguien te ponga delante de ti que las cosas no las haces bien. Los estoicos son claros: la disciplina puede aplicarse en cualquier circunstancia, lo que es obvio es que unos entornos ayudan más que otros.

Aquello que entra en contacto con lo sucio, se termina ensuciando.
Epicteto.
La psicología aplica aquí pautas importantes, que en primera instancia van dirigidas al fortalecimiento de la autoestima, tantas veces mermada en personas que han fracasado una y otra vez en el intento de ese cambio de hábitos, debido a que lo han intentado mil veces, pero mil veces de la forma inadecuada. Además, la autoestima es la gran carencia de este siglo, un bien muy preciado y poco poseído. Trabajar en ella es vital para hacer entender a la persona que: Por encima de los roles sociales, estás TÚ.
No deja de sorprenderme el hecho de que, aunque nos queremos más que a otras personas, valoramos más sus opiniones que las nuestras propias.
Marco Aurelio.
Además, se considera indiscutible dar a conocer a la persona sus derechos asertivos, sus derechos como ser humano ante la sociedad. Respetarte y valorarte, para, desde ahí, no ceder frente las presiones de tu entorno. Incrementar la autoestima y conocer los derechos asertivos son el primer paso, para posteriormente trabajar en ello a través de técnicas de asertividad comunicativa y habilidades sociales. No basta con pensar asertivo, hay que actuar asertivo, ya que de lo contrario, es fácil que aparezcan infinitos conflictos con nuestro entorno y esto nos pondrá más barreras emocionales para el cambio.
El sabio se armará mucho antes de ser atacado. Es demasiado tarde preparar la mente para soportar peligros una vez que estos ya han aparecido.
Séneca.
TE PRESENTO A TU TERCER ENEMIGO: TU CAPACIDAD DE APRENDIZAJE
Increíble pero cierto. Esta gran virtud es la que nos diferencia del resto de especies, ya que la mayor parte de nuestra conducta no viene determinada por transferencia genética sino por nuestra capacidad constante de aprendizaje desde el primer minuto que nacemos.
Dejando al margen una serie de conductas innatas, como la succión o la prensión, todo lo demás es adquirido a través de las cuatro leyes del aprendizaje demostradas por la psicología: modelado, condicionamiento clásico, refuerzo positivo y refuerzo negativo. Ahora bien, esta capacidad tan poderosa también la utilizamos para aprender aquello que nos hace daño o nos limita.
Y yo planteo. ¿Crees que nuestra educación favorece una relación saludable con la comida? Tan sencillo como, cuando un niño se porta mal… fruta de postre… si se porta bien… huevo kínder. Si es fin de semana, gofre con Nutella, si es lunes, pescado al horno. Y así crecemos, aprendiendo, a través de refuerzos inadecuado, que una correcta alimentación es un castigo mientras que los ultraprocesados van de la mano del festejo, la celebración y la buena conducta.

Bajo este contexto, no es de extrañar que aparezca el término “hambre emocional”, acuñado por Arnow en 1995, para definir esas ocasiones donde comemos, no para alimentarnos, sino para gestionar nuestras emociones, ya sean estas positivas o negativas. Afrontamos la tristeza, el aburrimiento, el miedo, la alegría… comiendo. Y eso, como algo puntual, puede ser una estrategia válida, ahora bien, cuando se convierte en tu único modo de gestionar tus emociones… eres esclavo de tus impulsos.
La libertad no se logra satisfaciendo deseos, sino eliminándolos.
Epicteto.
Nuestros deseos y antojos ante los ultraprocesados son insaciables y siempre vamos a querer más. De eso se encarga la adaptación hedónica de la que nos hablan los estoicos. O entendemos que la respuesta al enfado con nuestro jefe o la culpa por una frase mal dicha no se encuentra en el chocolate sino en la gestión emocional, estamos perdidos. No hay suficiente chocolate para callar la culpa, el miedo, el enfado, la ira… ni la alegría.
En la vida, nuestro primer trabajo es dividir y distinguir las cosas en dos categorías: las circunstancias externas que no puedo controlar, y las decisiones que tomo con respecto a ellas y que tengo bajo mi control.
Epicteto.
¿Cómo gestionar las emociones? Podemos trabajar directamente desde la propia emoción una vez la hemos detectado, escuchándola, aceptándola y dándole solución. Por ejemplo, la solución a la culpa es el aprendizaje. Equivócate tantas veces quieras, siempre que aprendas de ello.
Mira hacia el pasado, con sus imperios cambiantes que se alzaron y cayeron, y serás capaz de prever el futuro.
Marco Aurelio.
En cambio, la ira te pide cambios en tu entorno, no donuts. El enfado te advierte de algo que no te gusta, que no encaja con tus necesidades, principios o valores. Encuentra la forma de solucionar la ofensa, integrándola, aceptándola o tomando medidas.
El vicio de otros no puede penetrar en tu mente a menos que lo permitas. Es por ello más importante hacer algo primero sobre tu propia ira, y después sobre su causa.
Séneca.
Se me ocurre esta metáfora para representarlo a modo resumen: las emociones son ayudas, son como los pilotos de aviso que tiene un coche en el salpicadero. Si te falta gasolina, echa gasolina, pero no aproveches en el área de servicio para comprar donnetes y, mucho menos, te olvides al hacerlo de echar la gasolina. ¿Es lógico, verdad?
No quería acabar sin nombrar otro gran aprendizaje, las creencias limitadoras sobre nuestra relación con la comida. Una creencia es un pensamiento que hemos aprendido y nos creemos firmemente.
Te podrán sonar frases como “No soy capaz”, “Es una ocasión especial” o “Por un día no pasa nada”. Estos pensamientos y creencias no hacen más que boicotear tu cambio, generan crispación y ponen freno a tu progreso. Gestiona tus pensamientos y gestionarás tu vida, pero esto da para mucho y ahora no podemos adentrarnos. Los estoicos, como la terapia cognitivo-conductual, entienden lo fundamental del pensamiento en nuestra emoción y han hablado largo y tendido al respecto. Atajaremos este tema en futuros artículos.
Vigila constantemente tus percepciones, ya que estás protegiendo algo nada despreciable: tu respeto, tu valía, tu templanza, tu serenidad. En una palabra, tu libertad.
Epicteto.
¿TOMARÍA EPICTETO ULTRAPROCESADOS?
No, evidentemente no. Epicteto elegiría ser libre de sus impulsos, al igual que eligió ser libre a pesar de llevar una vida de esclavitud forzada. Alguien que logra tomar el control de todo aquello que sí le pertenece en las situaciones más adversas, se convierte en alguien libre ante cualquier evento o circunstancia, la verdadera libertad.

Quizá Epicteto tomaría un dónut de vez en cuando y lo gozaría al máximo, pero de forma libre y con moderación, manteniendo su propósito, siendo fiel a sus principios, no dejándose llevar por el entorno, dándose valor a sí mismo y transmitiendo sus necesidades, aprendiendo lo suficiente para que nadie pudiera llevarle a engaño y gestionando sus emociones y pensamientos, al margen de las circunstancias. Eso haría Epicteto.
Y tú, ¿eres libre o esclavo de tus impulsos?
Teresa M. Terol
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Me parace un articulo muy instructivo del cual voy a extraer enseñanzas para gestionar mejor mi relacion con la alimentacion.Muy buen articulo .
Muchísimas gracias Manuel por tus palabras. Me alegro te sirva y confío te ayude a mejorar tu relación con la comida 💪🥑
Espectacular. Un artículo buenísimo y muy completo desde los dos puntos de vista desde los que se plantea la cuestión, el psicológico y el filosófico. enhorabuena y muchas gracias!
Que bueno que te haya gustado Carlos, muchísimas gracias por tus palabras. Entrelazar la psicología cognitivo conductual con el estoicismo es maravillosamente cómodo. ¡GRACIAS!
Estoy de acuerdo. El estoicismo y la psicología cognitivo conductual es la vertiente de la psicología que mejor explica y se adapta a los postulados estoicos. Por mi parte te diré que soy psicólogo pero actualmente estoy volcado en el psicoanálisis y en vertientes que tienden más a los espiritual como el coaching o la psicología analítica de Jung. quizá por eso no soy estoico, je,je. Un saludo y de verdad que tus dos artículos son muy buenos y están muy bien escritos.
Yo entiendo que el hecho de que trabajes y conozcas otras vertientes de la psicología no impide que conozcas y conectes con el estoicismo o la psicología cognitivo conductual. Todo suma y enriquece. De hecho, a mi me gusta conocer determinadas técnicas o fórmulas de otras vertientes que enriquecen la visión más puramente científica. De verdad, ¡gracias por tus palabras de apoyo!
Buenísimo!
Que buen artículo, yo llevo casi 5 meses con una dieta vegetariana y bueno hay momentos en los que caigo en la tentación de los ultraprocesados, pero leyendo este artículo me da más claridad de lo que pasa y poder gestionarme mejor, gracias.
Me alegro te sea de utilidad Sonia, la finalidad teórica siempre debe ser alcanzar cambios conductuales que nos faciliten el camino. Cualquier ayuda con la gestión de tu alimentación te animo a contactarme. ¡GRACIAS!
Gracias por tu artículo¡ Hablar con claridad de la conexión entre psicología, en este caso, aplicada a la nutrición, y la filosofía, en este caso, el estoicismo, es un gran impulso para que tomemos conciencia de los valores estoicos y la importancia de su práctica. El estoicismo tiene un gran enemigo en la industria alimentaria … aunque cada vez que renunciamos a comernos un donuts para satisfacer un mero impulso ganamos una pequeña batalla, y cuando llegamos a un estado en que nos resulta más placentera la sensación de dominio de uno mismo que nos permite, en un ejercicio de libertad, obviar la llamada del donut sobre la mesa o en el súper, que zampárnoslo … eso ya es de crack, de estoico avanzado. Gracias, Teresa, por compartir tus conocimientos.
Gracias Pedro por tus palabras, que comparto totalmente.
El estoicismo si algo tiene es su aplicabilidad, su parte práctica, y eso no obliga a incluirlo en aspectos cotidianos de nuestra vida, algo tan sencillo (y tan complejo) como la elección de comer o no comer alimentos saludables, de comer o no comer un donut. Esa elección de impulso o libertad, de dominio de uno mismo, de dirigir nuestra acción… ESO es estoicismo.
¡Gracias Pedro!
Gracias Pedro por tus palabras, que comparto totalmente.
El estoicismo si algo tiene es su aplicabilidad, su parte práctica, y eso no obliga a incluirlo en aspectos cotidianos de nuestra vida, algo tan sencillo (y tan complejo) como la elección de comer o no comer alimentos saludables, de comer o no comer un donut. Esa elección de impulso o libertad, de dominio de uno mismo, de dirigir nuestra acción… ESO es estoicismo.
¡Gracias Pedro!