El conocimiento y el estudio son dos de los pilares fundamentales de la filosofía estoica. Los sabios de la antigüedad daban gran importancia a la formación e invertían gran parte de su tiempo en leer, estudiar y crecer intelectualmente. En este artículo encontrarás las 3principios estoicos para estudiar mejor.
¿CÓMO PUEDE EL ESTOICISMO AYUDARTE EN LOS ESTUDIOS?
A día de hoy, el estudio sigue presente en una gran parte de nosotros y cuenta con la misma importancia. Estudiar no es un camino fácil, requiere esfuerzo y dedicación y, muchas veces, nos puede resultar muy cuesta arriba.
Lo que voy a contarte en este artículo no es una receta universal. No voy a descubrirte los métodos de estudio más eficaces, ni a contarte cómo sacar las mejores notas, ni cuál es la solución definitiva para aprobar un examen.
Todos somos distintos y, por lo tanto, cada uno debemos individualizar las siguientes estrategias en función de nuestras situaciones.
En este artículo, voy a compartir contigo algunas principios estoicos para estudiar que pueden ayudarte.

1. SE CONSCIENTE DE LAS COSAS A LAS QUE TE ENFRENTAS
Cuando estamos ante un reto es importante saber qué es a lo que nos enfrentamos. Conocer las características principales del estudio es el primer paso para empezar a trabajar en él. Para ser conscientes del reto que tenemos delante, podemos hacernos las siguientes preguntas: ¿a qué tipo de prueba me enfrento? ¿De qué materiales dispongo? ¿Qué importancia tiene para mí? ¿Cómo va a afectar a mis planes, proyectos o metas marcadas?
Determinar todas estas variantes nos va a ayudar a enfocar el estudio de una manera más adecuada y eficiente.
En cada cosa, mira los antecedentes y las consecuencias y acércate a ello de acuerdo con eso.
Epicteto
2. GESTIÓN DEL TIEMPO
Una vez que tengas claro a qué te expones, gestiona tu tiempo. Pero sé realista.
Para conocer mejor tu tiempo y aprender a cómo gestionarlo, puedes hacerte las siguientes preguntas: ¿de cuánto tiempo dispongo? ¿En qué cosas me cuesta más poner mi foco de atención? ¿Qué tareas son las que me ocupan más tiempo? ¿Cuáles son mis debilidades y fortalezas en el estudio? ¿Cuánto tiempo soy capaz de estar concentrado y ser productivo? ¿Cuándo siento que mi mente necesita un descanso?
Como ya hemos dicho al principio del artículo, no existe una fórmula válida para todos, por eso es necesario conocernos e individualizar el proceso dependiendo de nuestras capacidades. Hacernos preguntas a nosotros mismos antes de empezar un reto nos va a ayudar a encontrar las respuestas que necesitamos para llevar a cabo este proceso.
ORGANIZACIÓN
Antes de lanzarte sobre tus apuntes o materiales, organízate y crea una estrategia. En este punto, una agenda puede ser de gran ayuda. Quizá nos puede parecer que las agendas son algo infantil, que solo sirven a los niños para apuntar los deberes del colegio y que a nosotros no nos hace falta y nos sentimos alejados de eso.
La realidad es que pueden ser muy útiles también en la vida adulta, sobre todo para las personas que dedican su día a día a realizar varias tareas (trabajo, deporte, vida social…). Las personas organizadas son más eficientes. Puedes empezar por marcarte objetivos diarios o semanales, incluso por horas del día, y trabajar por cumplirlos. No es necesario que sean horarios muy estrictos que tienes que seguir sí o sí, podemos trabajar con flexibilidad y entender la agenda como un material que nos apoya y ayuda, no como una imposición.
El hecho de cumplir los pequeños objetivos diarios que nos marcamos nos motiva para seguir haciéndolo, y ayuda a reducir la sensación de agobio que muchas veces nos aborda por la cantidad de cosas que tenemos que hacer.
PRIORIZACIÓN
Analiza las situaciones a las que te enfrentas: ¿Cuánta importancia tienen las cosas que hago? ¿Hay algo que necesite hacer antes que otras cosas? ¿Qué es lo que necesita una mayor inversión de mi tiempo? En base a estas preguntas, comienza tu proceso.
La priorización de actividades no solo debe estar enfocada al momento del estudio, en nuestro día a día también tenemos otros deberes que requieren de nuestra atención y que no debemos olvidar solo por tener que estudiar. Aquí debemos hacer un balance entre nuestro tiempo, nuestras necesidades y nuestras obligaciones.
“NO ME DA TIEMPO”
El momento en el que “no me da tiempo” a veces llega. Lo primero es identificar que esta falta de tiempo es real. En muchas ocasiones, la sensación de agobio en nosotros es tal que creemos que no tenemos suficiente tiempo cuando no es así. Para asegurarnos de que realmente no tenemos tiempo tenemos que analizar y poner el foco en el paso anterior: la organización. Si, tras haber analizado en profundidad esto, estamos seguros de que la falta de tiempo es real, tenemos que enfrentarnos a esta situación de forma que influya lo menos posible en nuestro camino.
Si “no hay tiempo” lo primero que tenemos que hacer es aceptarlo. Sé consciente de ello y haz lo que puedas con los materiales de los que dispongas. No te machaques pensando en qué podrías haber hecho anteriormente o cómo podrías haberte organizado mejor. Si el tiempo es limitado, pensar sobre ello solo va a hacer que pierdas el tiempo presente. Y aquí comienza un bucle que no tiene ninguna clase de beneficio.

3. GESTIÓN EMOCIONAL
Las respuestas emocionales que nacen en nosotros cuando nos enfrentamos a una prueba en la que tenemos que demostrar nuestros conocimientos son, en la mayoría de los casos, el mayor obstáculo. Sobre todo si la resolución que estamos esperando tiene gran valor para nosotros o consecuencias directas e importantes sobre las metas que nos hemos marcado.
Al agobio es una reacción bastante común en los estudios, pero no debemos dejar que nos sobrepase. Si nos dejamos arrasar por este sentir, nuestras capacidades se verán muy reducidas y nuestra productividad cada vez más eclipsada.
La gestión emocional quizá sea una de losprincipios estoicos para estudiar más difícil de llevar a cabo, pero con práctica, paciencia y dedicación, se consigue. Tenemos que trabajar en ella en tres momentos: antes, durante y después del estudio y/o prueba a la que me enfrento.
ANTES
Como ya hemos señalado, las estrategias a utilizar cuando nos enfrentamos a una situación no son únicas ni válidas para todos. Cada persona debe individualizar los recursos de los que dispone y trabajar con ellos en función de sus características.
Los momentos de estrés o agobio antes de una prueba pueden frenar mucho nuestro desarrollo y es importante que nos conozcamos si queremos saber cómo actuar. Para identificar qué estrategias son las que nos pueden ayudar, podemos hacernos preguntas como estas: ¿Qué es lo que más me preocupa? ¿Qué me ayuda a relajarme en momentos de estrés? ¿Cómo puedo ayudarme a mí mismo para gestionar lo que siento?
En ocasiones, visualizar nuestra posición como si fuéramos una tercera persona puede servirnos de gran ayuda para analizar más objetivamente la situación en la que estamos.
DURANTE
En el momento de enfrentarnos a una prueba es de gran importancia que seamos capaces de gestionar nuestras emociones, es el momento que influye más directamente en los resultados. Una mala gestión emocional puede producir bloqueos que nos delimiten a la hora de demostrar nuestros conocimientos, aunque los tengamos.
Es muy importante ser consciente de lo que nuestras emociones pueden causar en nosotros y, conociendo esto, empezar a actuar.
El estrés durante una prueba puede parecer algo difícil de gestionar y que no está en nuestra mano, pero con práctica nos acercaremos a este objetivo. Puedes empezar por trabajar en situaciones menores. Analiza cómo te sientes en situaciones a las que te enfrentas diariamente y que pueden crear cierto grado de estrés en ti, intentando gestionar poco a poco ese sentimiento.
DESPUÉS
La gestión de nuestras emociones no termina en el momento en el que finaliza la prueba, también tenemos que estar preparados también al salir de ella. Y aquí pueden darse varias situaciones: que haya salido bien, que haya salido aceptable y que haya salido mal.
Si hemos salido contentos de la prueba y/o ya tenemos los resultados y han sido positivos, estupendo. Si, por el contrario, los resultados no han sido buenos, tenemos que alejarnos de sentimientos que se puedan interponer en nuestro camino y hacer que dejemos de ser eficientes.
Tenemos que ser conscientes de cómo lo hemos hecho, saber en qué hemos fallado y cuál ha sido nuestro error en el proceso de preparación. Pero alejarnos de los reproches y no castigarnos por ello. Un estoico aprende de las experiencias, es consciente de que comete errores, los analiza y trabaja en ellos. Pero no se martiriza por lo pasado: lo que ya está hecho no se puede cambiar. Trabaja por el siguiente paso, el anterior no puede ser modificado.
De lo existente, unas cosas dependen de nosotros; otras no depende de nosotros.
Epicteto.
Quizá pueda parecer complicado, pero tenemos que identificar qué cosas dependen de nosotros y solo preocuparnos y trabajar en ellas, evitando que lo que está fuera de nuestro control nos entorpezca el camino.

PRACTICA ESTAS 3 CLAVES ESTOICAS
El estoicismo se caracteriza por ser una filosofía práctica. Sus enseñanzas no son simplemente escritos en un papel que han sobrevivido durante siglos, sino que son aplicables a la vida. Estas claves estoicas para estudiar que acabo de compartir contigo son un ejemplo de esto y puedes empezar a ponerlas en práctica desde este momento.
No interesa el que leas muchos libros, sino el que sean buenos los que leas.
Séneca.
- EL VALOR DE LA AMISTAD EN EL ESTOICISMO - 12 marzo 2021
- DESAMOR DESDE EL ESTOICISMO - 24 enero 2021
- 3 PRINCIPIOS ESTOICOS PARA ESTUDIAR MEJOR - 30 noviembre 2020
Deja una respuesta